En 2015, uno de mis compañeros de trabajo me compartió un vídeo de YouTube que identificó como “Power/Ranger”. Entre unas cosas y otras no pude pararme a verlo hasta el final de aquel día, y al darle al enlace de YouTube me encontré que había sido eliminado por derechos de autor. Tuve que rebuscar un rato, porque esta imagen me pudo. Sí, siempre tuve debilidad por los robots de cartón y monstruos de gomaespuma que aplastaban pequeñas cajas de cartón que representaban ciudades.
Afortunadamente YouTube no lo es todo, y tenemos plataformas alternativas con mucha mejor calidad tanto de imagen como sonido, que además son mas razonables en cuanto tratar las peticiones absurdas de eliminación de contenidos, así que para quien quiera ver el corto, aquí os dejo el enlace de una fuente oficial. Evidentemente Internet contraatacó a la eliminación del vídeo subiendo cientos de copias, pero lo suyo es que las visitas las reciba el autor original.
El vídeo en cuestión es un corto donde unos fans hacen una versión de los Power Rangers en plan apocalíptico, en el que probablemente reconozcáis mas de una cara, y que contiene sexo, drogas y rock’n roll. El vídeo no es monetizable, así que entraría dentro del “fair use”, de ahí que podamos encontrarlo en vimeo. El problema probablemente sea el de siempre: que unos cuantos frikis han hecho un producto infinitamente mejor que el oficial. Esto no es algo tan raro: solo hay que comparar esa nefasta “Dragonball evolution” con “Dragonball Light of Hope”.
Los Power Rangers era una serie cándida e infantil, que siempre resultó memorable para nuestra generación por ser el frankestein que era: tomaron la serie japonesa Zyuranger, dejando todas las secuencias de peleas sobreactuadas, robots, y los imperscindibles villanos (que sin duda eran lo mejor con esos diseños tan absurdos), y cambiaron a todas las escenas en que se viesen a los protagonistas japoneses por nuevas escenas grabadas con actores mas acordes al canon occidental de la época: racialmente diversos e intentando igualar el número de chicos y chicas, cosa que llevó a situaciones tan absurdas como que la Power Ranger amarilla se transformase en un tío. De acuerdo que este corto rompe con la imagen tradicional (y adorablemente cutre) de la franquicia, pero es una pena que unas corporaciones cohíban la creatividad de la comunidad, especialmente cuando hacen cosas tan increíbles como esta. Al menos podrían tomar nota sobre cómo hacer las cosas bien, porque hasta el reparto original de la serie ha alucinado: ¡eso si que es un Megazord como dios manda!
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